Tres Pajaros De un Modesto Tiro
La última desposesión: no más sin afueras
Incontables las gotas que empañan la casa deshabitada
El otro lado seco ya ha quedado desusado,
Tomado por veranos nunca vistos
Desiertos sin hollar y ampollas vírgenes
estando largos tiempos esperando otro clima
Que vuelva el otro lado descentrado de paredes
Y que salga la humedad solitaria a ventilarse
Que desembarquen las gotas en el zaguán y que sigan de largo
Que abran el postigo que da sobre el barranco
Que suelten los escarabajos nacidos antiguos debajo de las baldosas
Que vuelva Ella, después de la lluvia, sin noticias de esos lugares
Y que el viento liberado de estos corredores
Salga presuroso a recibirla, preñada del clima añejo que nos olvidó
Y que Yo, sin convencerme de ello y eternizado de la amada, salga desnudo a vestirme de ropas que queden grandes, que queden chicas,
Con tal que calce al mundo en un primer paso,
y que siga barbárico y con una casa menos en mi divaga… una casa menos por habitar. El–mundo-no-más
Mi soledad es un juego de damas
-Que ella se vaya con la sangre que nunca tuve, me hace imposible morir-
Lo cual, vuelve una tragedia casi invivible su ausencia: si volviera,
Traería a la muerte cómplice de su partida; si se quedara,
La muerte misma tendría que partir; y si no regresara,
Me quedaría desde antes muerto sin ella
Fábula
Una línea que dibuja una península por primera vez,
deja sin saberlo, prisioneros de su trazo, desiertos y cordilleras,
perdiéndose algún caminante…,
y sigue inaugurando paisajes mientras dibuja,
continua su errar abriéndose a la inmensidad.
Sin ganas de bautizar más geografías,
se libera entonces furtiva en un plano sin nombre ni cielo,
dejando para después la nada blanca del papel por consigna,
y a un solo hombre cruzando sus fronteras…
Andres Cuervo
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