Marcha
Caminamos en la noche de aquel mes tan tumultuoso,
encuadramos nuestros cabellos,
los alineamos con las estrellas y el frío golpeaba nuestros dedos,
buscando sin conseguir la calidez del cuerpo.
Las calles alimentaban las alargadas sombras proyectadas por la luz.
Amorfas con cada paso dado, bifurcadas entre las esquinas,
disueltas en las vitrinas y enredadas sin mayor acuerdo que un sí,
antecedido de un quizás, vinculado por el gusto de unos labios y unos ojos.
Total, caminábamos, queriendo estar corriendo,
galopando entre nubes obscuras,
olvidando el tiempo; que comenzó cuando comprendimos
el abandono en el cual queríamos dejarnos.
Camilo Herrera
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