CANTO AL RENACIMIENTO O PROCLAMA DEL SETENTA VECES MUERTO




Por: Druno Serturio Alverzú. Pedagogo, orientalista y poeta de origen portugues. 
Tomado del libro, Oros como Refugios, Bangalore (1928)




He sido una estrella,
durante millones de años viví a lo lejos
mirando la enormidad en su propia nada.
Para mí ese tiempo no significó lo que se espera;
fueron momentos, circunstancias, pero nunca horas,
segundos, días o años.

Fui una planta marciana,
el musgo verde que cercaba un lago,
fui el lago, y una pequeña pelusa que
flotando se posó sobre el rostro de
un lagarto que observaba una abeja,
un pequeño insecto que también fui
alguna vez.

Como otros, fui una pared,
el criminal, el becerro ofrendado
a algún dios desconocido,
y la piedra de sacrificio
donde un imperio olvidado
decidió expugnar su pasado.

Fui filisteo, aborigen,
sedentario en un bosque cercano a Nepal,
fui una mujer temida, y siglos después
el mejor amigo del tirano. Fui una niña
que murió en el parto, y un longevo en Tracia
de memoria equivocada.

Fui palabra, silencio y ruido.
Un sapo dentro de una botella de whisky,
y un mago falso engañoso.
Fui el loco del pueblo, y luego estuve
en el cuerpo médico de psiquiatría
de algún manicomio en Valparaíso.

Fui un grano de arena de
ese gran desierto que es el pasado.
Y ahora en el presente, soy lo que
queda, y lo que se basta a sí mismo.
La tripulación y el barco,
en el juego de cartas del destino.

Comentarios

Entradas populares