Un Muerto de Ambos (En recuerdo de “Rompecabezas a dos tiempos”)




Lo he pensado un tiempo, y creo que todo fue un suicidio

Es cierto, reconozco que yo permití los móviles… semi-cómplices, semi-víctimas…como todos los enamorados

Las tardes de lluvia, el cigarrillo languideciendo en los labios, replegaban unas alas imaginadas en el pecho de alguno de los dos, hibernando un interior

Siempre prisioneros de ese cigarrillo interminable, de las ropas hechas rastrojo de lluvia y tierra de lugares desconocidos

Esas fueron las primeras palabras en las que permaneceríamos y que llamarían al crimen, que presagiaban tu huida

De ahí en adelante, yo sólo me quejaba porque no llegaban más palabras a mi cabeza

Y todo se arruinaría: mala poesía, mala vida, mal sexo, malos sueños y malos despertares.

Llevo pensando un tiempo, como te decía, sin más primeras palabras, sólo éstas últimas, ya postreras, y tengo miedo…

…Nunca vi venir el relámpago metálico del arma, ni presentí dentellada ni coartada predatoria que me cercara; sigo visitando las calles donde caminábamos a veces, donde cada grieta del asfalto y rugosidad de las fachadas me fueron alejando de ti, donde me quedaba al final solo, mesándome los cabellos y con cara de loco al no poder conjurarlas en ninguna hoja en blanco, en mi cabeza. Cuando reaccionaba, la tarde se había ido hacía horas, y mi soledad iba amontonándose entre residuos de esa calle malamente anochecida, y salía de allí arrastrándome por las paredes, siempre con eso indecible que me dolía, una pureza vacía en el pecho, la calle se extendía en el horizonte que no conoció nunca nuestros paseos vespertinos, y yo seguía trastabillando y mirando de vez en vez la luz vagamente trágica de los faroles interminables, siguiéndolos, caminando sin rumbo…así hasta que nunca supe cuál era el último, permanecería apagado siempre, y ahí me devolvía, desandando.

Me gusta como escribes, diría un falso muerto en su sepultura, hecha de estas palabras tuyas, siempre -vivas, que nunca dije: Poema de Amor


Andres Cuervo

Comentarios

Anónimo dijo…
A mi me gustó... Tiene ese espiritu impalpable de lo perecedero.

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